A pie por Galicia by Josep Maria Espinàs

A pie por Galicia by Josep Maria Espinàs

autor:Josep Maria Espinàs [Espinàs, Josep Maria]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Viajes
editor: ePubLibre
publicado: 2001-12-31T16:00:00+00:00


Más que una calle

Taboada y la Ribeira

Salimos de Chantada por la Rúa General Franco. Pasamos junto al edificio del mercado, que me parece excesivo a juzgar por lo que contiene: dos carnicerías, una tocinería, un puesto de pescado. Y un poco de verdura en el exterior, en la acera.

Aunque la cosa no deja de tener cierta coherencia con la constructivitis experimentada por Chantada, donde existen, ciertamente, edificios institucionales de gran volumen, como es el caso del Centro da Terceira Idade o la imponente Casa da Xuventude, que tiene algo de moderna fortaleza, con altas paredes verticales. Pienso en la historia del edificio que, en la década de los sesenta, promovió la Asociación Nacional de Inválidos. La idea era crear una veintena de centros-escuela para minusválidos físicos. El delegado de Lugo, Julio Eyré, eligió el Castro de Centulle, a un kilómetro de Chantada, para construir uno de esos centros. La obra tardó dos años y pico en terminarse. Cuatrocientas plazas en régimen de internado. Rampas de acceso, locales espaciosos para la escuela-taller y todo tipo de servicios.

El coste total ascendió a ciento veinte millones de pesetas, de aquella época. Pero una vez terminado, ningún organismo quiso hacerse cargo del centro ni ponerlo en funcionamiento. Sufrió el previsible vandalismo y quedó totalmente destruido por dentro. Ante esa situación, el padre Eyré lo puso en manos del padre Silva (el de la Ciudad de los Muchachos), y cabe suponer que desempeña una función útil. La guía sólo dice que ahora «está cuidadosamente vigilado».

No somos tráfico

No pasaré por Centulle, si no me equivoco de camino. Ha estado a punto de sucedemos, porque en la salida de Chantada han construido una rotonda de distribución del tráfico y nos hemos dejado atrapar como unos pardillos, siguiendo los indicadores, que marcan dirección única para los coches. Sólo Isabel tiene claro por dónde hay que ir, aunque le fastidie el rodeo que hay que dar, pero se ha detenido pasada la curva, esperando a que yo regrese, porque, indeciso de mí, me he llegado hasta un concesionario de coches que está a cien metros para consultarlo. Hemos tenido que gritar a Sebastià, quien, con esa independencia que lo caracteriza, ya se marchaba hacia Monforte de Lemos.

Superado ya el momento de apuro, adecuadamente encarrilados, puedo fijarme en que el día se va aclarando, poco a poco, y que lucirá el sol de siempre.

La carretera es nueva y se dirige a Lugo. De momento hay cierto tráfico, pero será porque es la hora de desplazarse al trabajo, pues enseguida disminuye. Lo que ocurre es que la recta es poco estimulante. A la derecha aparece un indicador para quienes quieran ir a Sabadelle. Este inesperado «Sabadelle» tiene que estar emparentado con Sabadell, y cuando vuelva a casa consultaré el diccionario de Coromines. Dice, entre otras cosas, que «Sabadell» consta, en primer lugar como nombre del mercado que se hacía dentro de las dependencias del castillo, Sabatelli, Sabatellum… Nombre de persona seguramente importante en la creación del mercado, a quien se le



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